Tercer día en Cangas de Onís
Hoy les hemos colocado una batería de juegos sobre la mesa a fin de que al llegar jugaran a lo que quisieran y no dirigir la elección de los juegos como hubimos de hacer la semana pasada. Aunque sólo han venido tres de los jóvenes, la idea ha funcionado.
Se trataba de que jugaran a los juegos que más les gustaran, aunque aún llevamos pocos enseñado. Pero ésta es la idea en cualquier juegoteca. Así que dedicamos la segunda parte de la mañana a enseñarles algún juego más. La idea es mostrar un juego a uno de ellos y que el conocimiento se transmita por el grupo, animándoles a que ordenen el pensamiento y se expresen con precisión, aunque —evidentemente— circunscribiéndose al universo de los juegos de mesa.
Así que hoy les hemos enseñado a jugar a la dama inglesa y a la dama española, además de a los molinos.
También les hemos animado a variar las reglas del único juego comercial que les hemos mostrado, un filler con mucha enjundia que utilizamos para introducirles en la toma de decisiones: han de tomar una decisión en base a diversas variantes que afectarán a su juego y —aunque indirectamente— al de los demás.