Quinto aula en la Casa de Cultura de Cangas de Onís

Hoy martes hemos llevado de nuevo los juegos de mesa a los jóvenes con altas capacidades de Cangas de Onís. Teníamos previsto regalarles unas barajas de Magic, cortesía de Pegasus Oviedo, e introducirles en el giracartas por excelencia cumpliendo así dos de los objetivos propuestos de antemano: que pensaran mientras jugaban y que dispusieran de los juegos.

Sin embargo nos avisaron de que la mitad de ellos no podrían acudir por motivos familiares, así que a última hora llamamos al chico que se desplaza desde Ribadesella para que no diera el viaje por si el resto no acudía.

Dimos mente a un plan B, y finalmente acudió uno de los muchachos con altas capacidades, así que le introdujimos en los cálculos de un muy extendido juego medieval cuyos orígenes hay quien los remonta a la Mesopotamia de Ur o cuando menos a las pirámides de los faraones.

Acudió con nosotros uno de los monitores más jóvenes de Juego Sí; tenía pocas partidas con este juego, pero aún así conocía su mecánica y algunas tácticas específicas. Y supo estar a la altura tensando la cuerda lo necesario hasta el punto de que la partida (que duró más de una hora, explicaciones tácticas incluidas) se decidió en la última tirada. Nuestro pupilo precisaba de un doble para ganar cuando al monitor le quedaba un peón por rescatar.

Ambos disfrutaron de una partida que les hizo calcular posibilidades y probabilidades, lo que creemos que fue del agrado de ambos. La partida acabó siendo un toma y daca de capturas de prisioneros y de posicionamiento de constructores que dificultaban la carrera.

Os dejamos una foto del día de hoy; el tablero lo hemos hecho con algo tan básico como las imágenes predefinidas de un procesador de textos. Fichas y dados los hemos sacado del bazar chino del pueblo: 24 dados (no queríamos tantos) 200 céntimos; 100 fichas (no necesitábamos tantas) 100 céntimos.

 jugando al tan conocido juego