Volvemos a jugar al Magic
Terminado nuestro periplo lúdico con los de Primaria en torno al ajedrez, hemos vuelto a jugar al Magic. Esta vez los sábados por la tarde. Reunimos a Miguel (que debutaba en los juegos de cartones), Alejandro, Diego y Jaime, que es el que más puesto está de las a veces enrevesadas reglas del decano de los JCC.
Quedamos para jugar en un negocio hostelero de temporada, pero nosotros no quedamos muy a gusto pues lo críos se vieron obligados a consumir (lógico y normal, por otra parte). En momentos así es cuando echamos en falta nuestro local. Ofertas tenemos pero esto es un pueblo y no somos aún suficientes para asumir el compromiso a cuatro años que nos demandaba el arrendador.
Les propusimos jugar con las barajas que conformamos para la asociación, diez mazos que cubren todos los gremios bicolor, a base de cartas comunes. Hubo duelos ajustados, quizá por el equilibrio que conseguimos al crear los mazos de cuarenta cartas.
Nuestro objetivo era que los mayorcitos aprendieran a atacar en cuanto tuvieran ocasión de salir victoriosos y no acumular cartas en el campo de batalla. Apoyándose en conjuros e instantáneos, acabaron siendo capaces de calcular qué consecuencias tenía cada combate antes de entablarlo. (casi) Siempre eliminar cartas del campo del rival es positivo.
Las dos partidas que se jugaban simultáneamente fueron intensas, pero nos centramos más en el enfrentamiento Diego vs Miguel por ser éste primerizo. Creo que le emborrachamos a normas… Miguel, campeón zonal de ajedrez, nos miraba con cara de asombro cada vez que le explicábamos el árbol de posibilidades que se le abría a cada jugada después del tercer turno. Además, podía interrumpir el juego del rival en el turno del otro… En fin, que esperamos que le haya gustado y vuelva el próximo día. Nos ha pedido una baraja azul de las de promoción.
Luego quisimos asistir a una partida entre Jaime y Alejandro, vecinos de bloque que se ve que ya habían jugado entre sí. Queríamos comprobar si todas las pegas que ponía Jaime eran reales. Y sí, el chaval se ha aprendido el reglamento del Magic, y es posible que se le pasen oportunidades, pero asiste a las reglas del juego perfectamente.
Les habíamos citado para una hora y media de juego y al final estuvimos dos horas y media. No tenemos fotos… Esta cabeza a veces se centra en algo y olvida el reportaje gráfico. Otra vez será.