Cuando tú vas, yo vuelvo de allí

Explícita canción la de Chenoa. Define un amplio abanico de estados y situaciones. Algunos tenemos la capacidad de abrir caminos mientras otros se consuelan persiguiendo nuestra senda. Son los oportunistas de la vida que nunca encuentran piedras contra las que chocar porque nosotros nos hemos ocupado de retirarlas. Y así logran que su trabajo luzca dado que nunca se manchan. No se ruborizan si venden la idea ajena como producto propio envuelto en un celofán de colores con el que forman lindos lazos. Mientras nosotros bregamos para plasmar nuestras ideas en la práctica ellos alardean de crear envoltorios para la más pura vacuidad, e incapaces de predicar con la práctica se aferran a la improductiva teoría desde la que pontifican valiéndose de las migajas que vamos dejando caer en esta bitácora.

Antaño, en el ámbito del juego organizado, apuntamos hacia el asociacionismo y se nos tildó de herejes: “los frikis vamos por libre” sentenciaron. Hogaño, resentidos porque el rumbo que nosotros trazamos era el adecuado, espían nuestro trabajo y corren afanándose en tomarnos la delantera empleando nuestro mismo lenguaje, repitiendo las frases categóricas de nuestro argumentario.

A esos imitadores, también incapaces de apropiarse de nuestro carácter resolutivo, les recordaré el estribillo exacto: “Cuando tú vas, yo vengo de allí; cuando yo voy, tú todavía estás aquí”. Continuaremos abriendo camino hacia donde ellos, emasculados mentales, jamás soñarán.

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