Una vuelta al mundo con 6 juegos (día 6)

Hoy hemos tocado fondo. Sólo cuatro jovencitos han aparecido para jugar al xiangqi. Los de sexto partieron por la mañana de viaje de estudios y el buen clima reinante —atmosférico y anímico— hace que los niños olviden los juegos de mesa por los juegos de patio. Y hacen muy bien.

Me temo que vamos a tener que modificar el proyecto para adaptarnos a la realidad. Haciendo buena meteorología es necesario que los chicos salgan a consumir energías. Y más tras el pluvioso invierno interminable que hemos padecido. Que luego te vienen de Madrid en julio y agosto y te dicen que qué suerte tenemos de vivir aquí porque está todo tan verde y tan lindo… Y me dan ganas de meterles una patada con el anca de rana que tengo por pie, porque (y esto es estrictamente cierto) ha llovido tanto este invierno que a muchos ya nos han crecido membranas interdigitales entre los dedos de los pies.

Cuestionables hechos biológicos aparte, lo cierto es que he estado enseñando a jugar al xiangqi a cuatro jóvenes con ganas de probar algo nuevo.

Me ha llamado la atención que una de las chicas tuvo que pararse a pensar cómo se capturaba en el ajedrez, porque —me dijo— tras las prácticas de juegos como el konane y el awithlaknannai donde se capturaba saltando, se liaba. Pienso que esta confusión momentánea es debida más a la falta de hábito de jugar a juegos de mesa que a una supuesta implantación exitosa de nuestra propuesta con tapones.

Poco más tengo que deciros salvo dejaros la foto de las dos partidas que quedaron inacabadas cuando sonó el timbre que daba fin al recreo. Y es que la explicación de las reglas de un juego como el xiangqi lleva más tiempo que la del konane, por ejemplo.

Los críos, todos sabían jugar al ajedrez, sí me han trasladado su sensación de perplejidad al jugar sus primeros movimientos: «no hay adónde ir…», creo que me ha dicho uno; «¡si sólo tres piezas pasan el río!», ha protestado otro (en realidad son cuatro, con los peones). A su manera han sabido expresar la falta de recursos que encuentra el jugador de ajedrez cuando se sienta por primera vez ante un tablero de xiangqi.

Tras una charla con la jefa de estudios me parece que vamos a darle al xiangqi algo más que las dos semanas (dos días en realidad) que teníamos previsto. Y quizá hagamos aquí parada y fonda. Veremos qué nos dicen los chavales de sexto a su regreso. Pero sí quiero dejar constancia en esta suerte de diario en que se ha convertido esta sección, de que echo en falta cierta juegosidad por parte de los alumnos. Son jugones pero les falta el palabro que me acabo de inventar: juegosidad. Les cuesta incorporar nuevas reglas a su bagaje lúdico simplemente porque ese acervo es escaso.

La culpa no es de ellos, sino de esta sociedad (¿1984?) que nos iguala a todos hacia la mediocridad y no hacia la excelencia personal. Pero seguimos en la brecha para combatir esa carencia de alternativas de ocio.

 dos partidas de xiangqi comenzadas en la juegoteca del C.P. Río Sella
Dos partidas de xiangqi comenzadas en la juegoteca del C.P. Río Sella