Retomamos los juegos de los jueves

LOS JUEGOS DE LOS JUEVES

Pasado mañana, 26 de marzo, volvemos con las reuniones de los jueves a mediodía a iniciativa de Manolo (echaremos en falta al Roxu… hasta que vuelva con su Stratego… y el LoA que tanto le gustó también). Nos juntaremos todos los jueves en el Centro Social de Coviella a partir de las 12:00 a degustar los soberbios pintxos que nos prepara Pichu, que regaremos con sidra del país o con la estrellada cerveza del país vecino.

Delicatessen gastronómicas aparte, los juegos de los jueves están dedicados a los abstractos: xiangqi, Hive, molinos, Linja, LoA, damas, Trax, ajedrez… son los juegos que ya hemos jugado y que sin duda repetiremos en esta segunda época. Pero meteremos también el awele africano, el juego de siembra al que ya teníamos ganas de hincarle el diente. Con el tiempo a ver si los contertulios me dejan meter el tablut nórdico y el konane hawaiano.

Allí, en lo de Pichu, nos suele esperar Jorge siempre que sus obligaciones laborales se lo permiten.

Así pues cuento con que estemos un mínimo de cuatro jugones… Humm… no estaría mal liar a éstos para jugar al Candidato, más conocido en Francia como Djambi.

[[No estaría nada mal, pero no creo que en dos horas liquidemos una partida. Aunque con las NN.TT. podremos sacarle una foto al tablero y continuar la semana siguiente sin el engorro de tener que apuntar la situación de las 36 fichas]].

¿Que de qué va el Djambi, también llamado Ajedrez de Maquiavelo?

Mirad la imagen de aquí debajo y leed el artículo wikipédico enlazado arriba. Cuenta la leyenda que se inventó en el mayo del 68 francés. El juego representa la lucha de cuatro líderes que pugnan por quedarse solos en la arena política apoyados por las facciones de su color (también podrían ser clanes mafiosos, que ahora que lo pienso sería lo mismo). Se permiten todo tipo de pactos entre los jugadores —pactos que pueden ser públicos o privados— pero nada les obliga a cumplir lo pactado. Saber traicionar y traicionar lo justo, de forma que el perjudicado se sienta incluso halagado, se convierte aquí en un arte sólo al alcance de los más refinados tahúres.

 tablero y fichas del Djambi