Dos tercios
Acabo de llegar a casa y me pongo a escribir a vuela pluma mis impresiones sobre la fase zonal Oriente de ajedrez individual que acaba de concluir. Dejo para más tarde los resultados, porque no tengo más que agradecimientos.
Gracias a los árbitros de la federación, Arturo e Israel, que una vez más han estado al pie del cañón con su saber buen hacer y con su calma para resolver situaciones a veces complicadas. Hubo un momento en el que pensé que no controlábamos aquella algarabía, pero ellos continuaron impasibles y ni siquiera estuvo nada en la ruta del caos. Los niños, los más niños, jugaron todo el rato sin dejar de hablar entre ellos, tanto con el de enfrente como con quienes tenían a los lados. El murmullo llegó a ser molesto incluso para los que no jugábamos. Por suerte me queda algo de potencia en la voz y con tan sólo elevarla volvían por unos instantes a bajar el volumen de sus conversaciones, porque callarlos, lo que se dice callarlos, ya he visto que es misión imposible.
Gracias a los padres (y madres), a todos ellos, que con su infinita paciencia han sabido comprender la necesidad de que debían aguardar en la cafetería del hotel. Algunas filtraciones hubo, para sacar fotos, para ver el cuadro de partidas y las puntuaciones, para animar a su hijo, para… Lo normal en estos casos. Era anunciar la siguiente ronda y los padres que estaban en la sala de juego sabían que debían ausentarse. Comprendieron que si cualquiera de ellos se quedaba todos los demás querrían gozar de lo que en definitiva era un privilegio.
Gracias a los profesionales de la educación Agustín y Diana por su presencia, por su apoyo, por su saber dirigir a una bandada de niños que, me parece, han sido felices por unas horas jugando a algo tan antiguo, y a la vez tan actual, como el ajedrez. Sin ellos, sin los profesores, nada de esto habría sido posible.
Gracias a los miembros de la asociación Juego Sí por hipotecar la mañana de un domingo pegándose un madrugón y estar ahí, moviendo mesas y sillas, y colocando y recogiendo tableros.
Gracias al factótum del club Ajedrez Cangas de Onís, Sir Isaac, al que hemos sentido siempre cercano, siempre dispuesto a ayudar, siempre buscando mejorar.
Gracias a los miembros del club Torre de Llanes por acudir, y muy especialmente a Miguel Ángel Armas, un caballero y un fenómeno del ajedrez en el oriente de Asturias. Muy posiblemente sin él, sin las charlas que mantuvimos hace muchos, pero muchos años en Llanes, esto no habría tenido lugar.
Soy consciente de que lo que hemos hecho hoy no es nada en comparación con los eventos que se organizan semanalmente en los diversos puntos de la geografía española, pero es que antes de hoy aquí no había nada.
Nuestro agradecimiento al personal del Hotel Los Acebos y a su gerente, Javier, que nos han brindado todas las facilidades para organizar en lo que es su casa un evento con más de 50 niños.
Gracias a los que hoy no pudieron estar pero que hicieron un trabajo tan sordo como encomiable: Carlos, el coordinador de Zona; las AMPA, que han sabido ver la importancia de esta propuesta; los profesionales de la educación, que enseguida han entendido los objetivos a conseguir; y gracias a los directores de los centros escolares con los que nos entrevistamos y que hoy no pudieron acompañarnos: Ángel, Benjamín, Javier y Julián, amén de Agustín, ya citado más arriba y que pudo acompañarnos durante buena parte de la mañana. Sin su inestimable apoyo hoy nos hubiéramos sentado cuatro gatos a jugar al ajedrez.
Al final acudieron a la cita 2/3 de los inscritos, 36 niños y niñas de los 54 que se inscribieron. Gracias a ellos por movilizar a sus padres. Lo fácil hubiera sido quedarse en la cama en vez de levantarse un domingo a las ocho o las nueve, según la distancia a recorrer desde sus domicilios. Gracias a ellos —a los niños—, a su respuesta, a su entusiasmo, a su ilusión, vamos a seguir organizando ajedrez y juegos, juegos y ajedrez, y colaborando para organizar en Cangas y en Ribadesella. Cada enclave deberá mantener su autonomía, pero juntos trataremos de ponernos pronto a la altura de los dos referentes en la comarca: el Club Torre de Llanes y el club Al Paso de Infiesto.