Hoy fuimos agentes secretos
Hoy jueves hemos vuelto a quedar para echar unas partidas. Sobre la mesa el Rencor y malicia, el Espada negra de subastas y hemos desretractilado el Código Secreto. Gustó a los invitados. Un juego de mecánica tan sencilla que tiende a natural, de esos que dices «Cómo no se me habrá ocurrido a mí», un juego que más que inventado parece «descubierto», como si ya estuviera ahí y sólo hiciera falta escavar un poquito para encontrarlo (sí, escavar sin equis).
Es éste un juego que haría las delicias de cualquier profesor de Lengua que se precie de ser profesor… porque ya sabemos que lo que abunda por las aulas son los funcionarios mercenarios que trabajan sólo y únicamente por la pela. Ser maestro ha sido siempre una profesión vocacional, hasta que enviaron a las medianías que llegan a los aularios de nuestros hijos, cuya única vocación es aguardar a que llegue la hora de salir para bajar la persiana y echar el cierre hasta mañana. Los hay tan mantas tan mantas en esto de la docencia que ante la indolencia, incapacidad e inapetencia del equipo directivo llevan la tablet a clase y juegan al World of Warcraft o al Clash of Clans mientras ponen a sus educandos ante una película comercial, como si en estas latitudes el acceso al cine fuera novedad. Así son y así lo cuento. Mientras esto ocurre, otra pone las mejores notas en su asignatura maría a los niños que pagan para ir con su marido a una devaluada extraescolar y cabildea para retirar el logo institucional que le hace sombra habida cuenta de su mediocridad e inmadurez. Y es que ella va en esa carroza.
Os dejamos una foto de un momento de la primera partida en el que el azul va ganando por 8 a 5 y le queda un agente por averiguar. (Por cierto, que ahora que pongo la foto asociada a Los juegos de los jueves me doy cuenta de que hace mucho que no jugamos al juego que inauguró nuestra cita semanal de los jueves: el LoA. Será cuestión de proponerlo).
El azul lleva ventaja de 8 agentes identificados por 5 del rojo