Crónica: Torneo de Poniente (Gijón)
Cuatro fueron los ajedrecistas del oriente que ayer sábado se desplazaron hasta Gijón para disputar el Torneo Ateneo en Poniente que se celebra anualmente y que reúne a tres centenas de noveles ajedrecistas (aunque algunos ya son verdaderos expertos).
Dos de los nuestros concurrieron en la categoría sub10, uno participaba en sub12 y otro más en sub14. Tres son del concejo de Parres y uno de Llanes.
Del torneo, previsto a seis rondas de suizo, no pudo disputarse más que la primera de ellas, en la que según nuestros datos sólo nuestro ajedréfilo sub14 logró dar jaque mate.
Tras la disputa de la primera ronda el torneo se vio abocado a su suspensión debido a la tromba de agua que literalmente anegó Gijón. Incomprensible, pero los sistemas de desagüe de una ciudad del norte más cantábrico fue incapaz de dar salida a la cantidad de agua que cayó en cuestión de 15 ó 20 minutos. Cierto que aquello fue la segunda edición del diluvio de Noé condensado en un cuarto o en un tercio de hora, pero no es menos cierto que una ciudad del siglo XXI habituada a las galernas del Cantábrico no puede presentar la imagen que dio, y para más inri en el día en que los alcaldes tomaban posesión de su simbólico bastón de mando.
Fuimos testigos de la ineficacia del sistema de desagüe y saneamiento del Museo del Ferrocarril, lugar donde finalmente —y en previsión de las lluvias que finalmente llegaron— se había emplazado el torneo de ajedrez. Inexplicable fue también el aluvión de goteras que sufrimos; inexplicable fue que los canalones vertieran en avenidas hacia el interior del museo, arrollando agua paredes abajo; e inexplicable que el alcantarillado de los andenes regurgitara agua. Pésima y lamentable imagen la que dio la villa de Jovellanos. Desconozco si la titularidad del museo pertenece a la ciudad o al conglomerado Renfe-Adif que se ha repartido las arterías ferroviarias del país o a un consorcio participado por todos ellos. En cualquier caso los responsables municipales deben tomar nota de que hasta Gijón se llegaron chavales, padres y clubes de allende las fronteras de Asturias. Y es que por los andenes hubo que caminar sobre dos y tres dedos de agua. Sabemos que cayó demasiada agua… pero no sabemos si fue demasiada para cualquier previsión más que razonable o si fue demasiada agua para una imprevisión por negligencia.
Por supuesto NADA DE LO OCURRIDO ES ACHACABLE A LA ORGANIZACIÓN DEL TORNEO, que una vez más demostró el saber hacer y el poder de convocatoria y la capacidad de organizarse que tienen los numerosos aficionados con que cuenta el ajedrez en Asturias.
La lluvia caía sin ambages sobre la mesa de jueces, plagada de papeles, ordenadores e impresoras, amén del sistema de megafonía (las goteras con que nos obsequió la techumbre del museo no son imputables a la tromba de agua, señores). Allí todo el mundo colaboró en desalojar la zona que ocupaba la dirección del torneo salvando todo lo que el agua podía estropear, incluyendo las camisetas y las meriendas que igualmente acabaron repartiéndose entre los atónitos ajedrecistas escolares.
Una lástima amigos del Ateneo Obrero de Gijón, organizadores del torneo. Pero no hay que darle más mente al asunto; el año que viene volveremos a estar ahí para arroparos y volveros a brindar el aplauso con que os despedimos tras la confirmación de la suspensión del torneo.
Os dejo con sendas fotos de los andenes con las mesas de juego dispuestas.
Andén con los sub12, los sub14 y muy al fondo los sub18
Andén con los sub8 y los sub10;
en las primeras mesas ya han terminado