Una vuelta al mundo con 6 juegos (día 7)
Hoy han vuelto los excursionistas del viaje de estudios y hemos estado enseñándoles a jugar al xiangqi, también conocido como ajedrez chino. Han acudido 12 entusiastas, y parece que les ha gustado. De nuevo la explicación de las reglas me ha llevado casi medio recreo. Estaban deseosos de conocerlo todo, sobre manera cómo movía el cañón (al elefante no es que le prestaran mucha atención).
Como dejé para el final la explicación de pieza tan poderosa como es el cañón estuvieron atentos a la exposición de las reglas, que fue todo lo ordenada que puede ser si no te interrumpen más que en un par de ocasiones, pero lo hicieron siempre con preguntas más que atinadas.
Tras ello se pusieron a jugar. Precisamente fue el cañón el que les ocasionó algún problema, sobre todo cuando lo utilizaban en descubierta, moviendo uno de los parapetos. En las partidas casi todos llevaron el cañón al centro con idea de atacar enseguida al general rival.
Es justo decir que el tablero que les hice no era todo lo exacto que debía ser y los cuadrados que forman las líneas que al intersectarse conforman la parrilla del tablero eran algo bastante rectangulares, con lo que el movimiento del elefante como que se les despistaba un poco y los paquidermos acababan en puntos que nunca podrían pisar.
Para la próxima semana, que repetiremos xiangqi en contra del plan establecido (precisamente para eso se planifica, para poder improvisar sobre la base de lo que se quiere hacer) ya tenemos fotocopiados tableros más perfectos.
El caballo también les ha dado algún quebranto con su incapacidad para saltar, pero sobre todo al moverse sobre las líneas. Nada que no puedan superar en el tercer día de xiangqi.
Hubo alguna partida en la que se intercambiaba material constantemente y otras en las que ambos bandos se resistían a perder elementos de juego.
Todos los que concurrieron hoy sabían jugar al ajedrez y pronto vieron que no era cuestión de avanzar por avanzar y captuar por capturar, sino que había que ir apoyando unas fichas con otras. Tengo la sensación de que les quedó la espinita de no poder jugar una partida hasta el final, pues el fin del recreo llegó cuando tenía que llegar. A ver si la semana que viene les da tiempo a terminar al menos una partida a todos.
El viernes es fiesta local y yo mañana miércoles no estaré, pero nos han pedido que si llueve el jueves (el tiempo estaba hoy inestable) aparezcamos al recreo para jugar al xiangqi. Parece buen indicio.
Hoy sí os dejo tres fotos con unas mesas que dan gusto de sólo verlas llenas, aunque la sala engaña. Hemos estado Rubén y yo haciedo cálculos y pensamos que no muy apretados cabrían allí 60 niños jugando a juegos de mesa del tipo duelo (ya sabéis, uno contra uno). Y hay allí suficiente mobiliario escolar para disponer de él (mesas y sillas). Veremos si podemos ir el jueves y si nos podemos poner a organizar todas aquellas mesas del fondo para que den «más juego».
Una vista general del día de hoy
Ya sabéis que no me gusta sacar caras de nadie en las fotos del blog…
…les dije que si miraban a la cámara les pondría gafas,
y Roberto se las puso él mismo