El final del verano… llegó
Aunque le pongas a nuestro título de hoy la música del Dúo Dinámico, nosotros no estamos tristes. Cierto que nos dejan los largos días y las cortas noches, la bonanza climatológica, los amigos que nos han visitado y las tardes tibias en frecuentadas terracitas, pero por mor de la climatología adversa llegan tiempos de recogerse por las tardes y anidar por las noches al calor de la lumbre para practicar nuestro pasatiempo favorito: jugar.
Nos preguntaron en una tertulia si los juegos que practicamos en verano difieren de los que disfrutamos en invierno y llegamos a la conclusión de que en cierta medida sí aunque no necesariamente.
Estando recogidos bajo techo (al abrigo de cuatro paredes) podemos jugar a esos eurogames y wargames que tienen multitud de fichitas que no moverá el aire del verano, ese que pasa de brisa pero no llega a viento. En invierno nos dedicamos a juegos menos transportables, que no portátiles. Por supuesto hay juegos de todo tiempo, pero otros se disfrutan más al aire libre (aunque sea bajo techo… o toldo), como los juegos de cartas, o los party games. Cierto que los hay que son agradables de jugar en todo tiempo y lugar, como el rey ajedrez, pero a nosotros nos presta más jugar al backgammon en la terraza de nuestro bar favorito —con unas cervecitas bien frías y lo que se tercie para acompañarlas— que en lugar abrigado de las inclemencias meteorológicas.
Sin tratar de filosofar sobre la cuestión, nosotros este verano hemos estado jugando al Mölkky, al frisbee y a la indiaka (que son juegos eminentemente para jugar al aire libre), pero también a juegos de naipes como rencor y malicia, al Hispania (éste va en mayúscula por motivos evidentes aunque no sea un juego comercial), al Hive, y al backgammon. Y este mes de agosto hemos descubierto el Dice Master, del cual preferimos la temática de superhéroes desesitimando las de Yugi Oh y Dungeons&Dragons. Este juego de dados también lo hemos podido jugar a la intemperie sin peligro de que se nos volaran las cartas, pues casi siempre quedan dados pesando sobre ellas. Cuando jugábamos al Magic era un dolor tener que levantarse a cada poco a por esa tierra que cogía vuelo sin convertirse en dragón (ni en Ave del Paraíso).
Os dejo algunas fotos del Mölkky y otra más de nuestra última partida de backgammon.
Ya estamos listos para que comience la función… digo, el otoño.
Los bolos del Mölkky dispuestos para romper
(al principio cometíamos error de colocación entre el 8 y el 9; en la foto están mal colocados)
A medida que avanza el juego los bolos se van separando
Algunas tiradas se vuelven verdaderamente complicadas
No es que el Mölkky nos extenuara,
pero también nos apetecía conversar sentados con un tablero de por medio