Rencor y malicia a 3 jugadores
Pues al final nos decidimos y probamos. Qué sería de esta vida sin probar el peligro… Bueno, tampoco nos pasemos. Rencor y malicia es un juego de ordenar naipes, que nadie espere orcos entrando por la retaguardia ni cazas espaciales arrasando desde las alturas.
Ayer sábado nos citamos en La cocina de Tita para ver cómo se nos daba un Rencor y malicia a 3, y la verdad es que la experiencia fue satisfactoria. Eso sí, no teníamos tres barajas con idéntico reverso y una de ellas era azul mientras las otras dos fueron rojas.
Jugamos con naipe inglés, pero estamos ya decididos a cambiar nuestro hábito y jugar con naipe castizo, con los bastos y los oros, las copas y las espadas.
Os dejo un par de fotos y luego os explico qué cambios introdujimos. Como nota curiosa, observad que el avance de la partida se refleja en la cerveza que hay en segundo plano. Nos ganó Koldo… aunque debería decir que nos arrasó a José Ramón y a mí.
Rencor y malicia a 3 jugadores; la copa medio llena
Rencor y malicia a 3 jugadores; la copa vacía
El primer cambio, obvio por otra parte, fue jugar con tres barajas: si dos jugadores juegan con dos barajas, tres han de hacerlo con tres. Pero retiramos los comodines; parece que el juego no se resiente mucho; no en vano hay doce cartas de cada valor en juego.
A pesar de ello, sólo era posible crear ocho pilas comunes; no había sitio pues para un noveno As, que debería aguardar turno en la mano o en columnas de descarte; debo decir que en ningún momento tuvimos ocho pilas en marcha.
Otra variante introducida, válida también para el juego básico a dos, fue que si un jugador vaciaba su mano (5 cartas), inmediatamente robaba de la baceta una mano completa y seguía jugando. Hubo una ocasión en que un jugador (Koldo) logró vaciar su mano dos veces seguidas. Yo diría que esta variante dio agilidad al juego. Hay que reseñar que sólo hubo una ocasión en que un jugador se vio obligado a pasar (José Ramón), pero sabemos que una partida nunca es representativa.
El meollo era cómo repartir las cartas. Pues tirando de regla de tres dejamos una baraja completa para baceta, otra para repartirla entre las tres reservas, y la tercera la separamos en dos montones con dos palos completos en cada uno: un montón lo barajamos con las cartas de la baceta y el otro lo barajamos con las destinadas a las reservas. Al final cada jugador disponía de una reserva de 26 cartas, igual que en el juego para una pareja.
Inició el juego el que descubrió la carta más alta. Por algún oscuro motivo jugamos en el sentido de las agujas del reloj… bueno, no tan oscuro: por seguir con la segunda carta más alta.
Ya tenemos nuevo reto en lontananza: jugar a Rencor y malicia a 4 jugadores, por parejas. El reglamento se está cocinando… por supuesto con cuatro barajas, sin comodines; los compañeros se sentarán enfrentados, y para agilizar el ritmo jugarán los dos a la vez pero alternadamente, iniciando quién esté en posesión del turno; cuando ambos pasen finaliza el turno; habrá que eliminar el efecto líder: no se podrá indicar al compañero qué debe jugar, y en caso de hacerlo la pareja acaba su turno y pierden la siguiente ronda; nueve columnas comunes como máximo; quizá se podrá jugar sobre las columnas del compañero; y quizá, para amortiguar el factor suerte, cada jugador tenga dos palos completos en su reserva, eso sí, convenientemente barajada. ¿Debería ganar la pareja que primero vacíe una reserva o la que primero se deshaga de ambas reservas? Lo estudiaremos pormenorizadamente.
Si finalmente se juega, os haré señas…
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