¡Abran, Policía Nacional!
Hoy miércoles día 10 de diciembre, por la tarde pero ya bien oscurecido, llaman a la puerta de casa: era la Policía Nacional, con placa identificativa y todo que me muestran fugazmente. Preguntan por el presidente de la Asociación Juego Sí; me identifico como tal y me dice el funcionario que viene desde Oviedo con motivo de la constitución de la asociación. El policía, un tipo correcto, «un profesional» como dice Manquiñas en la mítica Airbag, estaba casi tan sorprendido como yo.
Tras unos breves pero eternos segundos de mutuo estudio visual el policía me explica a qué viene: tiene que confirmar que aquí no se va a jugar al póquer, a la ruleta, al bingo, al bacarrá, al blackjack… Por mi parte le enseño una bolsa llena de zombis aún sin abrir del Zombies 2!!!, le enseño el Tiro al pato, le enseño el Hive, y hasta las cuatro en raya. Y unos dados de rol para que no se vaya de balde. Las cartas del Espada Negra no me atrevo a mostrarlas no la fuéramos a dañar. Y el policía, padre de familia que me dice que con su hijo juega al Conecta 4, se queda convencido, o al menos eso creo. Aquí no habrá timbas, que para eso no hubiéramos necesitado haber constituido una asociación. Y además mi padre me enseñó a no jugarme el dinero que me cuesta trabajo ganar.
Le explico al policía los motivos que nos han llevado a constituir la asociación, y nos dice que él se dedica a visitar bingos, casinos y casas de apuestas, y que todo este asunto le tiene descolocado, y que nunca ha oído hablar de Aventureros al tren, Carcassonne o Colonos de Catán. De La Guerra de las Galaxias conoce las películas pero no el juego de rol; Dragones y Mazmorras parece que le suena de algo, y de Cthulhu no me atrevo a hablar, no lo fuera a poner peor y nos envíen a la ciberpolicía contra delitos satánicos.
Cambiamos impresiones amigablemente y le proporciono unas webs de referencia, como la BSK o la BGG, y algunas de editoriales españolas… haceos cargo.
Me explica que existe un catálogo de juegos prohibidos fuera de los casinos (PDF). Ya voy entendiendo: la ley no la han hecho los políticos, la han hecho los dueños de las leoneras donde la gente se juega el dinero, y no quieren garitos paralelos.
Toda esta situación, al menos para quien suscribe, además de surrealista raya en el esperpento. Han desplazado desde Oviedo a un funcionario para comprobar si vamos a jugar a la oca, al Risk, al Trivial, al Twilight Struggle, al Lobo, al Puerto Rico, al Zombicide, al Stratego, al Bang, al Érase una vez… y al ajedrez, damas, xiangqi, LoA, Aton, Linja… ¿Cómo explicar a quien no conoce este hobby que existe una industria de juegos de mesa y que miles de personas a lo largo y ancho del mundo se reúnen cada fin de semana para echar una partida, a veces armados tan sólo con dados y sin tablero ninguno?
Me dice el policía nacional, adscrito a una brigada conocida como Asturpol, dedicada a vigilar los juegos y las apuestas en Asturias, que en la asociación no podemos jugar al blackjack. Me arranco con detalles de pedante erudición y le explico que ese juego es de origen español, y que quien lo documenta por primera vez en la historia es don Miguel de Cervantes Saavedra en su novela Rinconete y Cortadillo, y que ya entonces se llamaba las veintiuna. Le digo que hace quince días le había enseñado a mi hijo pequeño a jugar a las veintiuna y que al chaval le había gustado. Me insiste en que no puedo jugar en mi casa a las veintiuna o blackjack y le hago una pregunta retórica: ¿al blackjack no, pero a las siete y media sí?
Visto hasta dónde hemos llegado parece que lo más fácil hubiera sido haberles nombrado una decena de juegos y después jugar a lo que nos diera la gana. Pero me temo que ni aún así… los funcionarios entienden por juegos de mesa los juegos de apuestas y recelan de que se les vaya a meter un gol por debajo de las piernas. ¿Cómo explicarles que a Un imperio en 8 minutos se juega con doblones de cartón si te dicen que esos cartoncitos son susceptibles de ser cambiados por dinero? ¿Y qué me dices de los que juegan al ajedrez a veinte euros la partida?
¿Y el Monopoly? ¿También lo van a prohibir ustedes, señores políticos? Ni se enteran ni se quieren enterar, y a los funcionarios los vuelven locos con normas que tratan de poner puertas al campo. Y a los emprendedores nos aburren con burocracia, nos ponen palitos en las ruedas, nos sitúan bajo sospecha de delincuencia, y nos quitan las ganas de organizarnos y asociarnos. Mejor no hacemos nada y nos quedamos en casa… seguro que el gobierno nos regala la tele para que veamos salsas rosas y grandes hermanos en islas y autobuses y otras gilipolleces alienantes ‘que se avecinan’. Es lo que les interesa, que no pensemos; que dejemos de pensar en por qué no pensamos.